jueves, 20 de diciembre de 2007

EL PORQUÉ DE LAS COSAS

PORQUÉ, es sin duda la pregunta que más se repite a lo largo de la historia de la humanidad. Porqué no me quiere, porqué me has suspendido, porqué los ancianos tienen fobia a ducharse...supongo que el ser humano es curioso, gonizmero y necesita respuestas que sacien sus ansias de saber y conocer.

Pero, resulta extraño que nos cuestionemos de donde venimos y hacia donde vamos. Si existe dios o no, y en ese caso, si se llama Buda, Cristo, Mahoma, Tom Cruise... y dejamos de preguntarnos sobre cotidianidades que nos afectan mas de cerca, y que, sin embargo conviven, se entremezclan, sin apenas preguntarnos su procedencia. Para muestra bien vale un boton:
LA FERIA- Cada aldea, pueblo o ciudad tiene de manera periódica su feria, y en cada una de ellas se suceden como si de un milagro se tratase, situaciones repetidas, comunes, identicas, que nadie se cuestiona.
Resulta llamativa la aparición de determinados alimentos y productos que unicamente se encuentran en esas ocasiones, da igual la epoca de año de que se trate, verano o invierno, el denimonador común es la feria. Me estoy refiriendo a las consabidas manzanas caramelizadas (tb llamadas huevos de los dioses, pues se cree que el propio Zeus mandó caramelizarse los huevos para suscitar la envidia de Neptuno, que los tenia arrugados y escocidos por el mar).
Otro de los alimentos que forman parte de la variada dieta del feriante, son los cocos troceados y sumergidos en una fina masa de agua turbia abastecida por el sistema del goteo. Un manjar para paladares exquisitos. A la derecha del coco(segun se va al cielo) se sitúan las no menos deliciosas chufas reblandecidas, ideales para digerir los anteriormente citados huevos de los dioses.(la leyenda dice que las chufas representan los huevos de Neptuno, pequeños y arrugados, pero de un nectar afrodisíaco).

La rumorologia es extensa y variada sobre la procedencia de dichos alimentos. Uno de los mas eruditos sobre el tema "el señor que está con el micro en la noria pequeña" sostiene que las patatas asadas(con varias salsas) y el algodón dulce, fueron instaurados hace 6 millones de años por una ardilla con una caquera.

la Revolucion Industrial tambien llegó a las ferias en el pasado siglo, creandose varias maquinas que supusieron un avance notable en el sector, prueba de ello fue la instauracion de maquinas de puñetazos, el hombre biomecanico que bebe vino a gañote mientras otro le azuza con algo parecido a un palo, la chochona y las tombolas de todo tipo.

Con la llegada del siglo XXI, la denominada sociedad de la informacion invadió tb los recintos feriales, creando una sociedad moderna cuyo himno principal fue escrito por el afamado compositor "pitufo pianista" perteneciente a los pitufos maquineros.

No es necesario preguntarse de donde venimos ni hacia donde vamos, simplemente observando lo cotidiano descubrimos universos desconocidos. Fascinante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial post navideño de la Pelon Factory.
Existen microcosmos fascistantes como la reseñada feria, donde no solo cohabitan manzanas caramelizadas o huevos de zeus con chufas o algondón de azucar, la vida del feriante también plantea cuestiones universales aún sin desvelar: de donde vienen, a donde van.
El otro día di con la respuesta a uno de esos grandes misterios cotidianos sobre los chinos.¿Donde los entierran cuando fallecen?La respuesta, se encuentra con un poco de investigación, como todo...

Antes de morir y cuando son ancianos, deciden regresar a China para vivir como abueletes y ser enterrados con papa y mama, mausoleo familiar, montan un pifostio con loto y incienso y asi escapan de una vejez miserable en occidente relegados a vender dvd's o collares infames luminosos.

Despegamos con la nave del misterio a nuevos horizontes, huevos de zeus, chufas, y mientras las grandes preguntas seguiran flotando como pequeños trozos de mierda en el agua del wc

Anónimo dijo...

"Feriante, feriante, feriante, donde vas con tu incultura..." decía una antigua canción. Las ferias están pobladas de historias, de alegrías y también de miserias, solo necesitas mirar en los ojos de los feriantes. Aparece el vértigo de vivir día a día, el cuento de la lechera, el sueño que un día tuvieron de hacerse ricos, los días que pasaron sin llevarse apenas nada a la boca. Y aún así te sonríen cuando montas borracho o les miras por encima del hombro. Y te reprenden si te pasas de hora en su toro mecánico. Llevan de pueblo en pueblo sus manzanas, su algodón de azucar y sus perritos pilotos. A menudo nos cruzamos con una furgoneta en la carretera sin saber que en el vientre lleva un enorme castillo de plástico que hará botar, a cientos de kilómetros, la sonrisa de un niño. Buen viaje, señores.