lunes, 21 de enero de 2008

UN HOMBRE Y UNA MUJER ABSOLUTAMENTE BLANCOS

En el fondo de la sombrilla veo a las maravillosas prostitutas
Con su vestido un poco ajado junto al farol color de los bosques
Se pasean con un gran pedazo de papel mural
Como no se puede contemplar sin que se oprima el corazón los viejos pisos de una casa en demolición
O una concha de mármol blanco desprendida de una chimenea
O una red de esas cadenas que detrás de ellas se enredan
El gran instinto de la combustión se apodera de las calles donde ellas permanecen
Como flores asadas
Los ojos levantando a lo lejos un viento de piedra en los espejos
Mientras se abisman inmóviles en el centro del torbellino
Nada iguala para mí el sentido de su pensamiento desaplicado
La frescura del arroyo en el que sus botines mojan la sombra de su pico
La realidad de esos puñados de heno cortado en donde desaparecen
Veo sus senos que ponen una punta de sol en la noche profunda
Donde el tiempo de inclinarse y erguirse es la única medida exacta de la vida
Veo sus senos que son estrellas sobre olas
Sus senos en los que llora para siempre la invisible leche azul

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Poderosas imágenes.

Anónimo dijo...

LUMENIO.

En frente de mi, se muestra lo más hermoso jamás visto por el hombre.
La visión me recuerda que hace poco, apenas unos minutos, me fundía en ella, pudiendo sentirla como a mi propio cuerpo y, sin prisa, recorriendo sus múltiples recovecos, llegaba al lugar más cercano en este mundo al paraíso.
Ahora, mi mirada recorre ese horizonte sinuoso, que se yergue hasta la cadera, orgulloso de la suavidad que lo envuelve, y, a partir de ahí, se intuye, bajo una cálida tela, ajeno a la desaparición del universo.
Aún puedo sentir el sabor de sus montes y de sus valles, en mis labios cuando cierro los ojos, provocando que mi mente hierva con mil pensamientos, buscando la explicación a lo sagrado de ese lugar.
El silencio es verdad, la contemplación es certeza, la inmovilidad es arte, el tiempo es virtud, ..., el amor lo es todo.
De repente, la luz inunda mi torpe razón, y en ese momento de lucidez, en ese preciso instante en que los cuerpos yacen tras la unión de las almas, es cuando todo tiene sentido, cuando todas las posibles preguntas hallan expertas respuestas.
Ese segundo insignificante contiene el significado de la vida, fundamentado en que ese breve período de tiempo, merece todo dolor sufrido y el restante por sufrir.
En frente de mi, está lo más hermoso jamás visto por el hombre. Más tarde, podré morir habiendo dado oportuno cumplimiento a todas las demandas que se me hicieron, habiendo cumplido con la vida misma.

No existe nada más interesante que la conversación de dos amantes que permanecen callados.

Zimmerman dijo...

PIOTER tienes los huevos caramelizados. Eres tierno.

Anónimo dijo...

y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe...me ha gustado compañero

Anónimo dijo...

muy bonito... a mi también me ha gustado.